Queridos compañeros de las tinieblas. Este pasado sábado, 25
de abril del 2015, atacamos Manuel y yo, junto con nuestros amigos Álvaro y
Jorge del Gama, la disfrutona travesía de la Torca de la cuesta del Cuivo al
Mortero de Astrana.
Travesía disfrutona, donde las haya, con agua para
chapotear, barro para dejarte la piel como el culo de un bebé, fauna de amenazantes colorines, pozos y un
poco de meandro incómodo. Habrá que llevar neopreno, por cierto.
El guapo del grupo |
La travesía tiene un desnivel de 269 m y un recorrido
aproximado de 2 km. Yendo de tranquilos son unas 7 horas y no es demasiado
exigente a lo que se refiere en técnica ni forma física.
Forma parte del Sistema del Mortillano, el de mayor
desarrollo de toda España, con 132 km, apareciendo en un orgulloso puesto nº 13
entre los sistemas de mayor desarrollo a nivel mundial. Pertenecen a este sistema otras conocidas como la Rubicera
o Acebo, y seguro que todavía tiene muchas sorpresas que aportarnos.
Tiene un aspecto crítico: El agua. Se trata de una travesía que transcurre
entre dos cursos activos: El río Cubieja, que tendremos que descender, y el río
Leolorna, que tendremos que remontar. Las condiciones de lluvia en el exterior
condicionarán enormemente la peligrosidad de la travesía.
En general las cuerdas y reuniones que nos encontramos
estaban en buen estado. Las reuniones que nos encontramos estaban compuestas
por anillas de inox con químicos o cadena fixe con anilla para descuelgue. Solo
una reunión, creo que la primera del pozo del Arco, estaba compuesta por un mallón
y un grillete (tipo náutica) un poco caducado, unidos por cable de acero
enfundado y lío de cintas anudadas.
El acceso tanto al
Cuivo como al Mortero se realiza desde el pueblecillo de Astrana, cercano al
pueblo de La Gándara.
Lo mejor es ir con un único coche, ya que la aproximación al
Cuivo, después de instalar el Mortero, es muy fácil.
Con el coche, a la derecha de la iglesia de Astrana, parte
una pista de hormigón. Está señalizada con un cartel de madera que indica
“Mortero”. No hay más que seguir esa pista, sin desviarse, hasta llegar a una
pronunciada curva a derechas, justo pasado un cruce con una pista de tierra a
la izquierda. Veréis que esa pista de tierra a izquierdas también está
señalizada con un cartel de madera “Mortero”.
Pocos metros más adelante hay sitio para aparcar tres o
cuatro coches. Las coordenadas del aparcamiento:
Aparcar coches para mortero y cuivo: UTM – WGS84: 30T – 453.918- 4.784.078
Para llegar al Mortero hay que iniciar la pista de tierra
indicada hasta llegar a un cauce seco. Nada más cruzar ese cauce seco hay que
girar a la izquierda, al principio por una senda marcada que se va difuminando.
De frente se ve un pequeño repechón, que hay que coronar pasando por el único
árbol que se ve en lo alto. Una vez en el alto se ve claramente una senda
descendente a izquierdas que nos introduce a los pocos metros en el Mortero de
Astrana. ¡Cuidado con las cabras!.
Mortero de Astrana: UTM
– WGS84: 30T – 453.737- 4.784.234
Recordad que hay que acercarse al Mortero para dejar
instalada la salida. Hay varias opciones, pero la más cómoda (menor subida por
cuerda) parte de la zona derecha del Mortero, según descendemos por el camino
indicado. Hay un gran bloque central que hará de cabecera con dos spits, para
bajar una pronunciada rampa con un par de fraccionamientos hasta llegar a un
pozo de unos 12 m. Se necesitan al menos 50 m de cuerda para instalarlo, debido
a lo que consumen las primeras rampas.
En nuestro caso encontramos una instalación en fijo y en
buen estado.
Para llegar al Cuivo, desde el Mortero de Astrana hemos de
retroceder sobre nuestros pasos hasta llegar al cauce seco. Hay que subir la
cuesta que se ve de frente, por la izquierda del cauce seco y entre dos cercados
de alambrada. Está muy marcada la subida, entre lajas planas de caliza. Poco a
poco esta subida se convierte en una clara pista de tractores que gira a la
izquierda, siempre entre dos alambradas, hasta que una valla nos cierra el
camino. Hemos de pasar esa valla hasta encontrarnos con otro cauce casi seco de
un arroyo, que tenemos que cruzar al otro lado, para ascender un poco más. A
estas alturas ya ha desaparecido la pista de tractores, siendo prácticamente
campo a través. Ascendiendo un poco nos encontraremos con un tercer cauce seco,
menos pronunciado que los anteriores, donde se encuentra entre arbustos la
Torca de la Cuesta del Cuivo.
Álvaro en la entrada al Cuivo |
Cuesta del Cuivo: UTM
– WGS84: 30T – 453.699- 4.785.015
Respecto a los neoprenos, nosotros nos los pusimos dentro,
en la sala de la Colada. Hasta ese punto no hay agua suficiente como para
mojarte. Os ahorraréis una buena sudada.
DESCRIPCIÓN DE LA
TRAVESÍA.
En la base del Cuivo |
Descendemos por un caos de bloques, buscando lo evidente, lo
que nos lleva a unas galerías con forma de meandro donde la progresión es muy
cómoda. Seguimos avanzando siguiendo el río, con muy poca agua en esta parte.
Ni siquiera nos mojamos los pies.
En la base del Cuivo |
En un momento dado el río se pierde de frente, teniendo que
hacer una trepada a la derecha, bordeando unas grandes formaciones, para volver
a bajar al cauce un poco más adelante por una cuerda en fijo R3. Hay marcas e
hitos.
La galería, poco a poco, va adquiriendo más forma de
meandro, estrechándose, aunque el avance es muy cómodo. Fácilmente se llega a
un punto en que la galería pierde altura, existiendo unas formaciones que nos
obligan a arrastrarnos unos metros por el suelo, sobre un charco de agua que,
con cierta habilidad, es posible evitar mojarse.
Otra vez el guapo del grupo bajando el Cuivo |
Primeras galerías del Cuivo |
Primeras galerías del Cuivo |
Tras esa arrastrada, en breves metros, llegamos a un
pasamanos que nos asegura hasta la cabecera del P7 que da acceso a la Sala de
la Colada. Esta sala es la mítica foto que aparece en el libro del Amigo
Isidoro Ortiz, “Grandes travesías. 40 integrales españolas”.
Hay un bonito laguito en su base, que es fácil evitar
penduleando ligeramente.
Sala de la Colada |
Sala de la Colada |
Ahora sí, esta sala es el sitio ideal para ponerse los
neoprenos porque enseguida entramos en la zona de pozas.
Seguimos por lo evidente, al principio con poca agua, hasta
llegar al meandro del Caramelo. ¡¡Ahora sí!!, ¡¡A chapotear!!. Sin duda esta es
la parte más divertida. Las pozas se van sucediendo, saltando en algunas,
cubriendo en otras, “culo-espeleo” en las no evidentes… Muy recomendable para
todo tipo de público.
Meandro del Caramelo. |
Meandro del Caramelo. |
Avanzamos hasta toparnos con un amplio P8 que nos lleva a la
sala de la Pérdida. No sé el porqué de su nombre, la verdad. La continuación es
fácil.
Sala de la Pérdida. |
Una gran poza nos recibe en su base.
Avanzamos algo más, siempre por lo evidente, hasta que unas
marcas nos indicarán una pequeña trepada que da acceso al meandro del Spa. Un
líquido y pringoso barro, con pozas llenas de éste, nos acompañarán en el
recorrido de este meandro.
Graciosillo el barro, que aún conservo detrás de la
orejas.
Desde la sala de la Pérdida, antes del meandro Spa. |
Un poco más adelante, para salir del Spa, tras una graciosa pocita
de barro, hay una bifurcación. La buena es un agujero como a un metro del
suelo, con ciertas marcas negras no evidentes por el barro que mancha sus
paredes. La otra vía, que no es la continuación, es una gatera a la izquierda
que no invita a meterse.
Final del meadro del Spa. Salida por arriba a la izquierda. |
En seguida una rampa descendente nos deja en la Lavadora. Se
trata de una poza de aguas claras y que, sin dudarlo, aprovecharemos para
meternos y quitarnos todo el barro que podamos.
Ahora viene la parte más incómoda de la travesía: El meandro
de Falopio. Para salir de la sala de la Lavadora veremos que tenemos que
introducirnos en un estrecho meandro, sobre todo al principio. Los primeros
metros, los más estrechos, nos obligarán a ascender unos metros para buscar el
paso, que sigue siendo estrecho, para volver a descender enseguida buscando
otro estrecho paso a ras del suelo.
Pasados estos primeros metros, aunque sigue siendo un
meandro incómodo, los pasos ya no son tan estrechos.
Con trabajo alcanzaremos un estrecho e incómodo R4, con
cuerda en fijo y pasamanos de acceso. Incómoda también su cabecera.
Pasado este resalte enseguida se acaban las estrecheces, llegando a la sala del Roscón, donde empiezan los grandes pozos.
La cabecera del p17, que da entrada al “desfiladero del
Arco” no es evidente. Se encuentra entre bloques, con pasamanos de acceso. Hay
que estar muy pendiente de las marcas e hitos, ya que si no daremos con el pozo
del Arco, de 90m, y no preparado para la doble cuerda.
Muy bonita sucesión de pozos, grandiosos y espectaculares,
la verdad, que nos lleva hasta la impresionante Sala del Arco. Todos los pozos
estaban equipados con cadena o anclajes químicos, salvo, creo recordar, que el
primero o segundo, con cable enfundado, mallones y un grillete de náutica.
Sala del Arco. |
Hay que evitar pérdidas de tiempo en estos pozos. Con el
agua de las cascadas, los neoprenos mojados y el vientecillo frío que siempre
corre cerca de las caídas de agua, es fácil quedarse frío.
La sala del Arco es espectacular. Un gran arco circula por
lo alto, a modo de un arbotante sujetando la pared de una catedral.
Desde la sala del Arco parte un meandro cómodo por el que se
avanza cómoda y rápidamente por el río Cubieja. Este avance se hace monótono,
la verdad: No hay pozas, no hay resaltes que rapelar, apenas alguna trepada
para evitar algún bloque… Y casi sin darte cuenta te plantas en La Confluencia
con el río Leolorna, donde engancha esta cueva con el sistema del Mortillano.
Si cogemos aguas abajo al río Leolorna llegaremos al gran
pozo del Mortero: ¡¡178 metros!!, previo paso por los atléticos pasamanos de la
zona del Lago del Mortero.
La salida es aguas arriba, remontando el cauce del Leolorna.
Tan solo hay un par de pozas y pocas dificultades por esta zona, hasta llegar a
las rampas del Mortero, instaladas en fijo.
Nos coincidió que en este punto nos encontramos a los del
espeleosocorro de varias comunidades de prácticas conjuntas. Vamos, que aquello
parecía el metro de Madrid.
Agujero soplador. Cuerdas del espeleosocorro. |
Las rampas del Mortero nos llevan hasta el agujero soplador,
con mil cuerdas instaladas por las prácticas de rescate.
Este paso es el origen del caos del bloques de la salida por
el Mortero. Enseguida la luz del día. Siempre precioso el Mortero.
Desde luego, si algún día tenemos que tener un percance en
una cueva, el mejor día hubiera sido hoy: Camillas volando por los aires, cinco
cuerdas instaladas para salir: El metro de Madrid, lo dicho.
Caos de bloques antes de la salida del Mortero. |
Nos plantamos enseguida en la instalación que comprobamos
que estaba en condiciones, antes de entrar al Cuivo, y para arriba.
Un poco de caminata y a los coches, a cambiarse y a tomar el
sol en una fantástica tarde de primavera.
Agua: Mucho cuidado. En época de muchas lluvias puede
hacerse muy peligrosa. Nosotros solemos vigilar el caudal del Asón en Coterillo
en este enlace. Cuando entramos el caudal rondaba
los 10 m3/s, que es un caudal normal del Asón en ausencia de lluvias.
En el
gráfico de abajo podéis ver que dos días después de entrar al Cuivo el Asón
pegó una gran subida en una o dos horas: Ese tipo de subidas representa
problemas en cuevas de este tipo: Ojito.
Caudal del río Asón. Cuando entramos estaba en 10 m3/s. Dos días después hay una subida a 65 m3/s. Si nos hubiera pillado dentro hubiéraos tenido problemas. |
Alzado de la travesia. |
Cuerdas: Nosotros fuimos con 40m, 20m y 20m, todo en 9 mm,
además de otra de 50 m de reserva.
Horarios: Cuatro cerveceros y con experiencia; eso sí, guapos,
simpáticos, inteligentes y modestos, empleamos:
·
Del coche a
echar un ojo al Mortero y subir al Cuivo: 1 hora y pico
·
Cuivo al
Mortero: 7 horas
·
Mortero al
coche: 15 min.
Estos tiempos incluyen las paradas
contempladas en los derechos constitucionales espeleológicos, esto es, para
comer, sacar fotos, dame un trago de agua que estoy seco, equivocarte, mear
(varias veces) y echar algún que otro cigarrito.
En fin, chicos y chicas. Un disfrute de
travesía. ¡¡Hasta la próxima!!